LUCHO, UN AMIGO, UN CAMARADA LUCHADOR Y ORGANIZADOR DE TIEMPO COMPLETO.

Sin el apoyo abierto y directo del proletariado europeo, la clase obrera rusa no podrá mantenerse en el poder y transformar su autoridad temporal en una dictadura socialista estable y duradera. León Trotsky, Itogi i Perspektivy, p. 71. Tomado de: Trotsky  I. Le Prophète Armè (1)  (1879-1921). Isaac Deutscher. Julliard. Union Générale D´Editions. Paris, 1962, p. 264.

 

El pasado jueves, en las horas de la tarde, se tuvo noticia del fallecimiento de Luis Ignacio Sandoval, “LUCHO”, quien se había recluido de manera discreta por casi un mes, atendiendo en la clínica Shaio, a una crisis de salud que entendió con realismo como casi que definitiva. Es lo que me confió cuando, vía whatsapp, me respondió que lleva entonces 16 días con los mayores cuidados y apoyo familiar. Atendía a los padecimientos del cáncer que lo aquejaba, y puso término a su fructífera y ejemplar existencia.

Esta lucha desigual, y en cierto modo definitiva, lo obligó a cambiar de residencia hacía algo más de dos años.  Reorganizó hogar y actividades con los seres queridos más cercanos, esposa e hijo. Fijó su residencia en una urbanización a las afueras de La Mesa de Juan Díaz, en un entorno tranquilo, hasta bucólico con verdor de naturaleza y canto de pájaros silvestres.

Algo en broma, le preguntaba por sus desayunos “bien trancados,” sobre los que bromeaba con él. Acompañados de las célebres mogollas resobadas de la noble villa de mis mayores, aquejada de inveterada falta de acueducto municipal. Allí, Luis trasladó su teatro de operaciones, armando reuniones y participando de las deliberaciones con cientos de amigos y relacionados que escuchaban y atendían sus consejos e invitaciones con aprecio a flor de piel, en materias tan pertinentes como el paro del 2021, la Comisión de la Verdad, el Pacto Histórico y las elecciones para presidencia y congreso de Colombia.

Un poco de historia

De Luis, sin embargo, tuve noticia y contacto, a mi regreso a Colombia, cuando fui rector interventor de la U. Libre, en el segundo semestre de 1993. De ahí en adelante fueron muchas las veces que nos encontramos en diversos escenarios. Era director del Instituto Sindical María Cano, cuyo comienzo coincidió con la militancia en el trotskismo criollo, y la creación del PST.

Él participó primero en la democracia cristiana, como obrero e instructor, y dirigente en el proceso fundacional de la corriente socialista que dio existencia al Bloque Socialista al inicio de la década de los 70. Un periodo de intensa lucha obrera, estudiantil, magisterial y campesina De allí se desprendieron varios proyectos políticos de la nueva izquierda colombianos que se comprometieron en los procesos electorales con escasa fortuna en los resultados.

Lucho fue un autodidacta, que cursó estudios de bachillerato, pero no obtuvo ningún título universitario. Se fascinó de joven por el campo de las artes gráficas; se hizo instructor del SENA. Empezó con éxito su quehacer pedagógico, y el liderazgo como activista sindical. Con el correr de las luchas se convirtió en dirigente respetado en un país donde se persigue y mata a los sindicalistas con altísimas tasas de impunidad hasta nuestros días.

En todo este tiempo de maduración política escribió, y después como analista de la política y las políticas públicas conectadas con la participación y la igualdad social, así como en lucha contra la voracidad capitalista en las fábricas y los enclaves agro industriales y extractivistas.

Lucho fue también un internacionalista y se codeó con figuras de la intelectualidad y el sindicalismo de izquierda en América Latina y Europa. Colaboró de manera entusiasta con la experiencia de los gobiernos de izquierda en la alcaldía de Bogotá. Luchó con tenacidad por impulsar a contracorriente los procesos de participación de base, ante los que los alcaldes mostraron desinterés, cuando abierta resistencia o menosprecio.

En la experiencia universitaria tuve el gratísimo honor de vincularlo en el espacio de ciencia política cuando fui director del departamento respectivo en la facultad de derecho de la Universidad Nacional, para compartir con los estudiantes del pregrado, en un ejercicio interdisciplinar y plural. Era la primera vez que le ocurría. Y con esta experiencia lo vinculé también a una experiencia intensiva de un diplomado en Gestión Social de lo Público que contó con algo más de 250 inscritos, cuando estuvo a mi cargo el Instituto Unijus, del cual también participó junto a un equipo de especialistas.

Después se vinculó con las programaciones de los Seminarios Internacional Antonio Gramsci, y los Foros Palabra y Acción, entre otras programaciones académico-políticas, así como al lanzamiento de libros y nuestra revista Pensamiento de Ruptura. Fue ponente y panelista en varias oportunidades, en los espacios de la Facultad de Derecho y Ciencia Política, y el auditorio de la Librería de la Universidad Nacional.

En la construcción común de la democracia subalterna

En los últimos tres años nos encontramos con ocasión del desarrollo con el involucramiento de su fundación DemoHoy, y con el Polo Democrático Alternativo de sendos diplomados de gran éxito de asistencia, deliberación y formación de líderes y activistas de todas las edades. El último de estos tuvo una sesión inolvidable en el auditorio Camilo Torres.

Empleando los medios virtuales y las redes, Lucho propuso unos ejercicios de análisis y deliberación política dándole cabida a múltiples voces de la izquierda, los partidos tradicionales y el progresismo. Mientras que en el último tiempo consagró sus energías a participar del núcleo de formación política del proyecto Pacto Histórico en apoyo a la coordinación en cabeza de la dirigente liberal de izquierda, y excandidata presidencial, Clara López.

Con la compañía del profesor Juan Carlos García, nuestro grupo Presidencialismo y participación se juntó en un proyecto binacional que animó en su inicio Lucho con sus amigos e intelectuales españoles vinculados a universidades en Barcelona, el País Vasco y Madrid. Planes ambiciosos que tuvieron un primer encuentro en Bogotá, y quedan abiertos a los desafíos futuros.

Lucho no solo fue un activo y regular analista y columnista, cuando menos en tres espacios importantes, El Espectador, Caja de Herramientas y Viento Sur, y en otras iniciativas periodísticas de la nueva época de los medios virtuales, donde sus contribuciones fueron siempre apreciadas y apetecidas.

 

El estudioso, analista y publicista de todas las horas

Me consta el permanente interés de Lucho Sandoval por actualizarse en materia de pensamiento político y social contemporáneo, sin hacer a un lado a los clásicos. El entusiasmo por tertuliar, y conocer la otra cara de las experiencias políticas. Y se lleva con él más de un recuerdo y episodios de vivencias con dirigentes trotskistas del cono sur, como Nahuel Moreno, o europeos como Ernst Mandel.

De igual manera, años después atendió a nuestras invitaciones para escuchar a los estudios y expertos internacionales en la obra de Antonio Gramsci. Así que lo tuvimos en el seminario realizado sobre la obra de Antonio Gramsci por el profesor investigador Guido Liguori, presidente de la IGS-Italia,  y a las conferencias de Joe Buttigieg, a la sazón presidente de la International Gramsci Society, IGS, con quien inauguramos el capítulo colombiano en noviembre de 2017. Con los profesores Luis Tapias, Luciano Concheiro, Francisco Hidalgo, Hernán Ouviña y Edgardo Romero, conferencistas y panelistas latinoamericanos invitados de nuestros Seminarios Gramsci de los últimos siete años.

De esos tiempos en adelante se derivó un especial interés por conocer la pertinencia y actualidad de la obra de Gramsci, en particular, lo consignado por el sardo en los Cuadernos de la Cárcel, y en más de una ocasión conversamos, y pensamos la coyuntura nacional de Colombia, y la novedad política que entraña la presencia del Pacto Histórico, luego de la incursión presidencial de la Colombia Humana.

Así que trajinamos en más de una ocasión con los tópicos de la hegemonía, el sentido común, el bloque histórico, los grupos y las clases subalternos. Y claro, con el maestro Juan Carlos García Lozano, se quedaron proyectos que tenían a Lucho como líder e interlocutor válido y memoria viva de la clase obrera colombiana de los últimos cincuenta años. Quedó, en últimas, en su comienzo el proyecto de su autobiografía sindical y política que le habíamos propuesta concretar, para avanzar en el cometido de realizar la historia integral de los grupos y clases subalternas, una tarea que exige un amplio compromiso colectivo.

Una despedida inolvidable

Con estas referencias de memoria, son mis sinceras notas para contribuir al rico pentagrama de las muchas semblanzas y recuerdos que se compartirán por otros amigos, camaradas de Lucho, y su querida familia con la que disfrutó y compartió hasta el final de sus días. Ahora que ya no está vivo entre nosotros, sino a través de su obra y su anecdotario, su ejemplo, bonhomía, disposición para el diálogo, la sonrisa picarona, sus ojos grandes, la mirada bondadosa, la disposición para comprender las debilidades y los errores, y la visera que no lo abandonaba.

Se nos fue Lucho, con su ánimo inquebratable y disposición para enfrentar la muerte digna, como me lo hiciera saber en el mensaje de whatsapp que me compartió hace diez días, cuando llevaba ya 16 días en la Clínica Shaio atendiendo a sus dolencias terminales.  Este Mensaje acompaña el recuerdo que desde ayer tengo del amigo y camarada internacionalista que nunca dio su brazo a torcer.